Después de graduarme de la universidad, di un gran acto de fe y me mudé a Washington D.C. con mi primo, sin un plan y sin un trabajo. Para aquellos que me conocen, esto es muy diferente a mÃ. Sin embargo, la fe es la evidencia de lo que no se ve (Hebreos 11: 1). Desafortunadamente, en mi primer año en DC, no veÃa mucho: un trabajo de tiempo completo, un sueldo fijo o una forma de cambiar rápidamente mi situación.
Fue por esta época cuando pensé que deberÃa obtener mi primera tarjeta de crédito. Ya sabes, empezar mi vida como adulta. Yo depositaba con Bank of America en ese momento y tenÃan una tarjeta de inicio con bajo riesgo. Me prometà a mà mismo que nunca alcanzarÃa el saldo total de la tarjeta, que creo que era de unos 500 dólares. Como lo entendÃ, tuve que construir crédito para sobrevivir en este mundo; pero eso no significaba que tuviera que gustarme. ComprarÃa todo en mi tarjeta de crédito y luego transferirÃa inmediatamente el dinero para pagar el cargo. Estaba decidido a que las compañÃas de tarjetas de crédito no sacarÃan dinero de mà adeudando intereses. Como puedes imaginar, esto se cansó muy rápido. Necesitaba encontrar una nueva forma de tomar el control de mi futuro financiero.
En ese momento, trabajaba como temporal en Time Warner Inc., además de hacer noches y fines de semana en Ann Taylor. Estaba cruzando la calle camino de la oficina de Time Warner, cuando me di cuenta: querÃa pagar mis préstamos estudiantiles. Ya vivÃa con muy pocos ingresos y sabÃa que en algún momento conseguirÃa un trabajo asalariado (existe esa fe de nuevo porque ciertamente no veÃa ningún trabajo asalariado cerca de mÃ). Confiaba en el hecho de que cualquier trabajo asalariado que tuviera pagarÃa significativamente más que mis trabajos temporales. Mi idea radical era la siguiente: ¿qué pasarÃa si continuaba viviendo de la misma cantidad mensual que ganaba en ese momento y ponÃa todos mis fondos adicionales en mis préstamos? Apuesto a que podrÃa pagarlos bastante rápido.
No conocÃa a nadie que hubiera pagado su deuda estudiantil, o que siquiera estuviera considerando hacerlo. Para mÃ, sin embargo, tenÃa sentido. Odio deberle dinero, o cualquier otra cosa, a alguien. El hecho de que no conociera a la persona a la que le debÃa dinero no hacÃa que la situación fuera más sostenible para mÃ. El problema era que no tenÃa idea de cómo hacerlo. Que yo sepa, la gente consideraba que la deuda estudiantil era una buena deuda (más sobre esto más adelante). Afortunadamente, después de hablar con ella sobre mi idea radical, la dueña de la casa donde vivÃa (y mi querida amiga) en ese momento me recomendó un gran recurso: The Total Money Makeover de Dave Ramsey. Este libro literalmente cambió mi vida.
Como sugiere el tÃtulo de este blog, este fue el comienzo de mi viaje. Recientemente leà un estudio bÃblico que decÃa que el cambio ocurre al tomar una decisión. Sé que suena fácil, pero asà comenzó mi viaje. Decidà que querÃa vivir libre de deudas estudiantiles. Te animo a que tomes una decisión similar para comenzar tu propio viaje financiero. Tal vez se trate de pagar la nota del automóvil o de ahorrar para la educación universitaria de sus hijos. Cualquiera que sea ese punto de decisión, hágalo. Será una de las mejores decisiones que haya tomado.